miércoles, 30 de marzo de 2011

Venganza sonora

El niño que me pegaba en el colegio, ahora resultaba ser mi vecino del piso de al lado. Mi afición a tocar la batería, cubriría los ratos de insomnio que aquello me generaba.

lunes, 28 de marzo de 2011

El internet de las cosas

El despertador estaba programado para obligar a Hugo de 15 años y con tres exámenes ese día, a abrir los ojos a las 7 de la mañana. Los capilares situados en el fondo del globo ocular activarían los lectores biométricos de la retina que iniciarían transacción sensorial con el micromódulo receptor de subida de persiana, que al alcanzar su tope radiaría, por actuación automática según climatología, instrucciones al sistema de calefacción por hilo radiante NT. Tan pronto Hugo pisara el suelo con la planta aún dormida de su pie derecho, el estímulo del suelo frío sobre el órgano caliente transmitiría la orden multipolar adecuada para proporcionar por infrarrojos luz a toda la habitación.

Al cumplir con su primera reacción fisiológica que activaba con decalaje de cinco segundos la descarga de agua de la cisterna y el arranque del grifo de agua caliente, mojó sus manos, se lavó la cara y se secó. De nuevo cruzó con sentido salida, la placa de acero que separaba el baño de la habitación, que al percibir por escaneo la bajada de temperatura de las plantas de sus pies, lanzarían las conexiones eléctricas conmutadas con el sistema de luz por Knowledge lab que operaba en la cocina para encender el horno microondas con pantalla a color para ver la televisión, navegar por Internet e iluminar la estancia.


Cuando Hugo llegó, y tocó la puerta de la nevera, la pantalla de cristal líquido de 15.1 pulgadas le advertía de lo cerca que la leche y los lácteos estaban de cumplir con su fecha de caducidad. Con tranquilidad, abrió la puerta del frigorífico, extrajo probablemente el último brick de leche, sabiendo que al cerrar, la lista de cosas para encargar a la cuenta de comercio electrónico del supermercado de siempre se activaría por protocolo X-10 solicitando el pedido semanal de todos aquellos productos almacenados en memoria por orden de código de barras.


-Buenos días cariño, que pronto te has levantado hoy- le dijo su madre dándole un fuerte abrazo.


- Buenos días mami, tengo mucho que estudiar. Y devolviendo el abrazo a su madre, se preparaba para vivir el mejor momento del día.



El cariño, incontrolable emoción humana, despertaba el músculo erector de pelo, en conexión con el folículo piloso, que al ser inestabilizado por una fuerte emoción contrae el músculo arrector generando reflejos pilomotores que le obligaban a cerrar los ojos, a sonreir y abrazar aún más fuerte.

viernes, 25 de marzo de 2011

Las cosas claras

Me gusta que me mires,
No mires lo que te gusta.
Si te gusta lo que miras,
No me mires, no te gusta.